Exhumación de restos mortales del Dr. José Gregorio Hernández y extracción de las reliquias

Su sensibilidad humana y su gran preocupación por los problemas socio-económicos de sus pacientes y de todos aquellos a quienes podía brindar sus servicios fue lo que le franjó al Dr. José Gregorio Hernández  una gran reputación y un reconocimiento póstumo. 

Por María Isabel Giacopini de Zambrano (*)

El Dr. Hernández intuía que el estado de ánimo del paciente era fundamental para el restablecimiento de su salud, y por esa razón hacía gala de sus palabras para llevar paz, mitigar y consolar al doliente. Por ese motivo desde el día en que se inhumaron sus restos en el Panteón de su familia en el Cementerio General del Sur en Caracas, muchas personas comienzan a llevarle flores a su tumba y a elevar una plegaria por el eterno descanso de su alma.

Pocos días después estas plegarias van acompañadas de una petición, iniciándose y expandiéndose rápidamente su fama de milagroso, el número de visitas a su tumba aumentó, y miles de personas le atribuyeron milagros. En vista de este peregrinaje, en 1939, los restos del Dr. Hernández, son exhumados y trasladados a un panteón muy próximo a la entrada del Cementerio General del Sur. Pero el número de visitas y los diferentes tipos de ofrendas aumentaron, y se fueron acumulando en una forma incontrolada: flores, estampas, placas de agradecimiento, récipes, exámenes médicos, toda suerte de papeles y velas que ocasionaron un incendio en 1975.

Por esta razón sus restos, fueron exhumados por segunda vez el 23 de octubre de 1975, con la intervención del clero porque el Dr. Hernández ya había sido declarado Siervo de Dios, y son trasladados del Cementerio General del Sur hasta la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria de Caracas. Allí se realizó la revisión canónica de los restos ordenada por la Sagrada Congregación de Ritos desde la Santa Sede, por los Doctores Carlos Travieso y Fermín Vélez Boza, eminentes egresados, profesores e investigadores de nuestra UCV. 

Exhumación de restos del Dr. José Gregorio Hernández en el año 1975.

Concluido el reconocimiento, se procedió a cerrar la urna, y se trasladó al lugar previamente designado, la Capilla lateral ubicada a la entrada de la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria a mano derecha donde se encontraba anteriormente el Bautisterio, y se levantó el acta correspondiente a dicha exhumación.

Allí permanecieron los restos hasta el lunes 26 de octubre de 2020, cuando se realizó la tercera exhumación de los restos mortales del Vble. Siervo de Dios. Dr. José Gregorio Hernández, requisito exigido por la Santa Sede antes de la beatificación. La finalidad fue confirmar que los restos exhumados en la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria corresponden al doctor José Gregorio Hernández, y verificar que el contenido de la urna coincide con lo escrito en el acta de la última exhumación de 1975.

Un grupo de médicos patólogos, especialistas en la materia, odontólogos y forenses, bajo la coordinación del Dr. Henrique López Loyo, presidente de la Academia Nacional de Medicina y especialista en Anatomía Patológica, egresado del Instituto Anatomopatológico de la UCV, conjuntamente con el tribunal eclesiástico reconocieron y autenticaron que los restos exhumados el 26 de octubre de 2020, pertenecen al Beato Dr. José Gregorio Hernández. Además, se constató que existe una sincronía total entre los restos exhumados en 1939,1975 y 2021.

Tumba del Dr. José Gregorio Hernández

Una vez cumplidos con los requisitos anteriores, la comisión médica encargada de la exhumación, de común acuerdo con el Vicepostulador de la causa, Monseñor Tulio Ramírez Padilla, y el Cardenal Baltazar Porras procedió a la extracción de parte de los restos óseos del médico venezolano con mayor posibilidad de duración para la elaboración de las reliquias, a ser veneradas por sus devotos en las diferentes Diócesis.  

Es importante señalar, que las reliquias son los restos mortales de un santo o ciertos objetos que estuvieron en contacto con él. Ellas se clasifican en: de primer grado, las cuales son fragmentos del cuerpo mismo del Santo; de segundo grado, objetos o partes de las prendas de vestir o utensilios de uso común del Santo; y las de tercer grado que son objetos que han estado en contacto con reliquias de primer grado de los santos.

Entre las Reliquias de Primer Grado tenemos, la clavícula derecha del Dr. José Gregorio Hernández o Reliquia Magna que se encuentra en el Vaticano, el dedo índice derecho destinado a la Iglesia Catedral de Caracas , el dedo medio a la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria y fragmentos pequeños de la osamenta en las Diócesis y Arquidiócesis venezolanas.

Las hermanas de la congregación Siervas de Dios y un grupo de laicas elaboraron los relicarios que contienen pequeños fragmentos de la osamenta del doctor José Gregorio Hernández, los cuales se colocaron en un porta-relicario diseñado por María Teresa Aristiguieta y Matilde Sánchez, basados en elementos que identifican a José Gregorio Hernández como son: un microscopio, su sombrero, el denario4 y una aureola de santidad, donde se coloca el relicario de José Gregorio.

Después de la ceremonia de beatificación el 31 de abril 2021, un grupo de reliquias de primer grado del beato venezolano fueron entregadas a los arzobispos y obispos de Venezuela para su veneración en las 40 sedes de arquidiócesis y diócesis de Venezuela, en los santuarios dedicados para el culto del Beato.

Este viernes 16 de julio, en el marco de la conmemoración de los trescientos años de Fundada la Universidad Central De Venezuela, y en tiempos de pandemia se abren las puertas del Instituto de Medicina Experimental para recibir la visita de la reliquia del fundador de los estudios de fisiología experimental en Venezuela, y genuino representante de la ciencia venezolana el Beato Dr. José Gregorio Hernández.

Dr. Francisco A. Risquez

 “¿Que luces de rarísimos fulgores brotaban de aquel cerebro, en este campo intelectual de suyo tan brillante, para que yo mismo, apenas apareció en el terreno científico, le apellidase sin hipérbole el sabio casi niño?… ¿Qué chispa ultraterrena encendió en aquel cuerpo, a un tiempo mismo, el cirio de la Fe Suprema y la Antorcha de la Ciencia Soberana, hasta ofrecer a la admiración de todos un arquetipo de filósofo creyente?.. Yo le veía correr, con incansable actividad, el intrincado laberinto del mundo, sin comprender que fuerza lo guiaba o sostenía; pero sabiendo, si, que sus caminos eran los de la virtud, y su norte la Eterna Bienaventuranza”.

(*) Profesor Titular. Miembro del Instituto de Medicina Experimental “Dr. José Gregorio Hernández”. Facultad de Medicina. Universidad Central de Venezuela

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