UCV y la enfermedad de Chagas en Venezuela: un paso al frente en la investigación de alto nivel con pertinencia social. Entrevista con Hernán Carrasco, uno de los mayores impulsores del estudio de la enfermedad de Chagas en Venezuela y Jefe del Laboratorio de Biología Molecular de Protozoarios del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela.
Por Eliana Mariña
El Instituto de Medicina Tropical “Félix Pifano Capdevielle”, se encuentra en la Ciudad Universitaria de Caracas y pertenece a la Facultad de Medicina de la UCV. Éste cuenta con varias secciones (o laboratorios) de vanguardia que investigan el Mal de Chagas, una enfermedad tropical que afecta al campesinado venezolano. La Sección de Epidemiología Molecular es una de sus dependencias que la aborda con pertinencia social.

Venezuela, es un país tropical y de gran biodiversidad. Sus numerosos paisajes geográficos sujetos a procesos humanos, propician la presencia de diversos elementos bio-ecológicos causantes de numerosas enfermedades tropicales. La enfermedad de Chagas es una de ellas.
En los extensos llanos venezolanos, miles de campesinos habitan en viviendas precarias con techos de palma y paredes de bahareque, a pesar de los innegables avances institucionales en el mejoramiento de la vivienda rural, aun persiste esta situación desde años 60 hasta el presente.
Lo cierto es que esos materiales de construcción rural sirven de cobijo a insectos triatominos conocidos como “chipos” portadores del agente causal de la enfermedad.

Éstos “pican” a las personas para alimentarse de su sangre, luego defecan sobre su piel y depositan heces con el parásito. Las personas “rascan” su piel y esta acción facilita el paso de los parásitos al torrente sanguíneo al igual que si se frotan los ojos luego del rascado.
Para luego desencadenar una serie de eventos fisiopatológicos que luego de muchos años pueden afectar hasta el corazón del paciente. Los chipos también “pican” a diversos mamíferos infectados para alimentarse de su sangre y así adquieren el parásito los cuales a su vez los transmite al hombre tal como se mencionó. El ciclo se perpetúa si no se hace nada al respecto.
Además existe la “transmisión oral” a través de la ingesta de alimentos contaminados de manera inadvertida con heces del chipo o con cuerpos licuados del chipo, como por ejemplo, en los batidos de fruta.
Este tipo de transmisión ocurrió en el brote urbano de la enfermedad en una conocida escuela de Chacao, en diciembre del año 2007, seguida de otros brotes en diversas localidades venezolanas.
Históricamente, los científicos venezolanos han contribuido de manera sustancial al estudio de esta enfermedad. La UCV, a través de su Facultad de Medicina y del Instituto de Medicina Tropical “Félix Pifano Capdevielle” (IMT), también lo han hecho.
Otras dependencias de la UCV (Facultad de Ciencias, Instituto de Biomedicina, entre otras) y el IMT (Secciones de Inmunología, Cardiología Experimental, Entomología Médica, Biología Molecular, entre otras), se han destacado en este particular.
UCV y la enfermedad de Chagas
En este sentido y dada la importancia de abordar esta problemática social, UCV Noticias entrevistó al Jefe del Laboratorio de Biología Molecular de Protozoarios en Instituto de Medicina Tropical de la UCV, profesor e investigador y médico de profesión Hernán Carrasco, quien es además «Philosophical Doctor» en Parasitología Médica y Magister Scientiarum en Biología Molecular, con estudios realizados en el Reino Unido.

Carrasco explicó que esta enfermedad parasitaria no es exclusiva de Venezuela. Es una enfermedad endémica que se extiende desde el sur de los Estados Unidos de América hasta el norte de Argentina y Chile incluyendo a Uruguay y Paraguay.
El parásito Trypanosoma cruzi es su causante y afecta sobre todo a las células cardíacas y en algunos casos, el esófago y el colon. Se transmite a través de triatominos (“chipos”), dispersos en todo el territorio nacional y que mantienen circulando el parásito al igual que mamíferos silvestres como por ejemplo rabipelados y animales domésticos como los perros.
Afecta a muchísimos venezolanos. No existe un medicamento realmente efectivo para curarla. Con el paso del tiempo, entre un 30 a 40% de las personas infectadas pueden desarrollar complicaciones cardíacas severas y morir por su causa, explicó Carrasco.
Carrasco explicó que desde la Sección de Epidemiología Molecular del Instituto de Medicina Tropical de la UCV, se realizan estudios sobre los factores de riesgo para estudiar esta enfermedad.

«Se estima su prevalencia en las comunidades, se efectúa la genotipicación molecular del parásito (es decir, se determina su “genotipo”) tanto en pacientes, como en vectores y sus reservorios, se hace la correlación de los genotipos infectantes de los pacientes y la severidad de las formas clínicas que manifiestan, entre otros puntos de interés», explicó Carrasco.
Luego de más de 25 años de trabajo, se ha logrado conformar un Banco Criogénico con 5.000 cepas venezolanas de T. cruzi (bajo congelación) y otro con 6.000 ejemplares de triatominos encontrados en el país, así como un Banco de sueros de pacientes de trabajos de campo en Venezuela, resaltó Carrasco.
Agregó que el laboratorio de Biología Molecular de Protozoarios, del IMT cumple con los estándares bioéticos nacionales e internacionales para la investigación científica y clínica. «Ambas instancias contribuyen a la formación de postgrado de profesionales en esta enfermedad».

Carrasco informó que para llevar a cabo su labor de investigación cuenta con equipo que coordino se encuentran médicos cardiólogos, médicos internistas, médicos gineco-obstetras, médicos generales, gastroenterólogos, licenciados en Bioanálisis, licenciados en Nutrición y Dietética, biólogos moleculares, parasitólogos y técnicos de laboratorio.
El especialista explicó que para llevar a cabo las investigaciones primero se determinan e identifican las especies de triatominos (“chipos”) y el grado en que éstos infestan las viviendas y el peridomicilio, así como el porcentaje de infección de los insectos, tanto en zonas rurales como urbanas del país.
De igual manera se identifican y examinan los mamíferos silvestres y domésticos que mantienen el ciclo. Se realizan despistajes en la población para determinar posibles casos agudos, como identificar la transmisión activa y estimar la prevalencia de la enfermedad.
A todas las personas infectadas, se les realizan diversos exámenes clínicos y pruebas de laboratorio, incluyendo electrocardiogramas in situ. Según la fase y condición clínica de la persona, se canaliza su atención hacia miembros de nuestro equipo y/o de otras instituciones públicas según corresponda el caso.
Otro punto a destacar es la realización de actividades educativas dirigidas a personas y comunidades para prevenir esta afección.
A pesar de la crisis económica actual, desde el año 2013 la crisis ha afectado las labores de la Sección. No obstante, se han gestionado financiamientos para continuar las actividades y así contribuir al empoderamiento de las poblaciones vulnerables y en situación de desamparo del medio rural venezolano ante esta enfermedad: niños, adolescentes, mujeres en edad fértil, mujeres embarazadas, hombres en edad productiva, y adultos mayores, destacó Carrasco.
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