Con el propósito de brindar una visión integradora y práctica sobre un aspecto fundamental para el desarrollo pleno del individuo y la sociedad, Asésorate, Consultores Asociados organiza el webinar Calidad de Vida ¿Por qué? y ¿Para qué?, con el patrocinio de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela, las Universidades Central de Venezuela, Católica Andrés Bello y Nacional Abierta, y la Fundación Bengoa.
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A un año de su fundación, conoce la Unidad de Especialidades Diagnósticas del IMT
En el Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela (@imt_ucv) se encuentra la Unidad de Especialidades Diagnósticas, la cual ofrece el servicio de exámenes de laboratorio (tanto rutina como especialidades) al público en general; laborando de lunes a viernes desde la 7:30 am hasta las 12pm.
Este servicio, coordinado por la Lic. María de los Ángeles Narváez y la Lic. Marilyan Toledo, ofrece exámenes de rutina como hematologías o perfil-20, y a su vez chequeos especializados como análisis de orina o heces y más.
La Unidad se encuentra en funcionamiento desde el mes de marzo del 2021, y en el marco de su primer aniversario prevé ampliar los horarios de atención al público hasta las 3 pm.
Para solicitar este servicio no es necesario ningún requisito previo, pues como en su mayoría los exámenes que se realizan son rutinarios, el paciente solo debe acercarse a la sede del instituto tener un ayuno previo a la cita y pagar el costo del proceso que vaya a realizarse.
Así pues, la Unidad de Especialidades Diagnosticas recibe mayormente a pacientes del Hospital Clínico Universitario que requieren hacerse estos procedimientos, según destacaron sus coordinadoras. Igualmente se atiende a personas de todas las edades desde niños hasta adultos mayores.
Sí deseas conocer más sobre este mita el video de la entrevista realizada a sus coordinadoras: https://youtu.be/bizgGQyP7Bs
Para mayor información sobre la Unidad de Especialidades Diagnosticas comunicarse al: 0212-605.35.89, escribir al correo uediagnosticasimt@gmail.com, o por sus Redes Sociales: @imt_ucv / www.imt.ucv.ve/
SALUD. Huele a podrido
“El pulpo delirante”, sección en la cual el Dr. Carlos Javier Alzualde, médico psiquiatra egresado de la Universidad Central de Venezuela, ofrece en formato de crónicas, su experiencia profesional al servicio de la salud y el bienestar.
Dr. Carlos Javier Alzualde (*)

Doctor, vengo a consulta porque el otorrinolaringólogo me examinó y no consiguió nada, me dijo tienes que ir al psiquiatra: “Estoy desesperado porque todo me huele a mier..,a podrido, aunque en mi casa hay una señora que trabaja, vivo solo, y no se ensucia nada, le digo que limpie sobre limpio y ese olor sigue ahí, lo último que he pensado es vender todos los muebles de la casa, porque se me ha metido en la cabeza que en la madera viven las cucarachas; no voy a tener muebles, solo un colchón y unas sillas para comer. Mi familia dice que estoy loco; a veces lo creo, pero huelo, limpio, limpio, me lavo las manos a cada rato y ese olor sigue ahí…”.
Pedro es un exitoso empresario de 50 años, divorciado con dos hijos, alto, atlético, cuida mucho de su alimentación y su salud física, corre 8 km todas las mañanas antes de ir a su oficina y en las tardes dedica al menos una hora de entrenamiento de fuerza en el gimnasio que tiene en casa. Es muy organizado, escrupuloso del orden y perfeccionista, es contador público de profesión, muy hábil en el manejo de las finanzas, pero detesta tratar con clientes, “gracias a mi socio, tengo una empresa próspera, a él le gusta vender, conversar con la gente y compartir en eventos sociales; yo por mi parte los detesto, voy cuando es imprescindible y, a la media hora, invento un dolor de cabeza para irme, no aguanto a la gente…”.
Tiene un segundo matrimonio, pero por acuerdo mutuo viven en la misma urbanización, pero en casas diferentes, comparten las cenas y conviven los fines de semana.

Pedro presenta un Trastorno Obsesivo Compulsivo, conocido también por sus siglas como TOC. El Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), se clasifica como un Trastorno de Ansiedad, manifestado con obsesiones, compulsiones o ambas, que causan perturbación significativa en el área social, laboral y personal. El TOC suele comenzar en la adolescencia o al principio de la vida adulta, aunque puede iniciarse en la infancia. Afecta al 2 % de la población, se estima que en la actualidad hay más de 100 millones de personas que presentan esta patología; que tiene una prevalencia mayor en hombres que en mujeres en proporción 2:1.
La palabra obsesión proviene del latín obsidere que significa asediar, investir, bloquear, la primera descripción del cuadro que actualmente se define como TOC en la literatura ocurrió en 1875 y fue realizada por el psiquiatra francés Saulle, que la denominó locura de duda, al examinar un grupo de 27 pacientes que presentaban sentimientos de duda y cavilaciones, acompañado de temores y angustias que los llevaban a ejecutar rituales, miedo a tocar ciertos objetos, fobias a animales, y pensamientos suicidas.

En la aparición del TOC están involucrados múltiples factores como la herencia, alteraciones anatómicas y bioquímicas cerebrales, así como estilos educativos familiares con excesivo énfasis en la responsabilidad, el perfeccionismo y normas rígidas de conducta, constituyen el caldo de cultivo para el surgimiento del TOC, el cual puede verse precipitado por la ocurrencia de eventos estresantes y estado de ánimo depresivo.
El Trastorno obsesivo compulsivo (TOC), presenta dos fenómenos nucleares: las obsesiones y las compulsiones.
La obsesión es un conjunto de pensamientos, impulsos o imágenes que son recurrentes y que el sujeto considera intrusos, absurdos y que provocan gran malestar. Las obsesiones más frecuentes son: temor al contagio de enfermedades, limpieza excesiva, necesidad de ordenar las cosas, duda recurrente, fantasías sexuales, impulsos agresivos, acumular y coleccionar objetos sin importar su utilidad.

La compulsión es un acto mental (repetir números, palabras u oraciones) o un comportamiento (lavado de manos, confirmaciones, gesticulaciones) de carácter repetitivo, que el sujeto se ve obligado a realizar como respuesta a una obsesión.
El tratamiento de este trastorno resulta más favorable cuando se diagnostica precozmente, si aparece por primera vez en adultos tiende a la cronicidad, siendo los de mayor dificultad los pacientes con rituales de orden y simetría.

El tratamiento consiste en psicoterapia cognitivo conductual y psicofármacos que aumentan las concentraciones de neurotransmisores como la serotonina y noradrenalina. En el caso de Pedro se ha beneficiado de ambas herramientas terapéuticas, en la actualidad ha disminuido sus niveles de ansiedad, la frecuencia de lavado de manos, ya no percibe el olor a mier.., y ha desistido en vender los muebles por los momentos, pero aún continua su preocupación excesiva por la puntualidad, el orden y la limpieza.
(*) Médico Psiquiatra
Psicoterapeuta
Sexólogo Clínico
SALUD. Soy una boca sucia
“El pulpo delirante”, sección en la cual el Dr. Carlos Javier Alzualde, médico psiquiatra egresado de la Universidad Central de Venezuela, ofrece en formato de crónicas, su experiencia profesional al servicio de la salud y el bienestar.
Dr. Carlos Javier Alzualde (*)

Ingrid es una mujer de 52 años, soltera, sin hijos, de baja estatura, contextura delgada, cabello negro y de ojos grandes ambarinos que se ha desempeñado como secretaria en un ministerio, con sede en el centro de la capital, por espacio de 25 años. Es muy apreciada en su trabajo, por su puntualidad y el esmero con que realiza sus tareas, aparte de la simpatía que comparte con los compañeros de trabajo; le gusta ataviarse con vestidos y tacones que usa con mucha destreza, siempre maquillada y perfumada. Asimismo, ha sido muy buena administradora, lo que le permitió por medio de un crédito comprar un apartamento cerca de su trabajo y darse el gusto de viajar por el país y algunas islas del Caribe.
Ingrid viene a consulta, porque a pesar de sentirse muy a gusto con su trabajo y amigos, no había logrado tener una relación de pareja estable, ni tener hijos, pero lo que más le preocupaba era una serie de conductas extrañas que no podía controlar. A pesar de su agradable presencia y simpatía, ella comenta como de forma desconcertante comenzó a girar su cabeza una y otra vez, emitía eructos estruendosos, parpadeaba continuamente el ojo derecho y profería palabras obscenas sin ningún motivo: ¡no j…..!, ¡co.. de su ma…!, ¡mal pa….!; situación que la avergonzaba y le generaba gran ansiedad y malestar por no entender qué le pasaba, por qué actuaba de esa manera, y eso a su vez empeoraba todos los síntomas.

Ingrid durante estas crisis se aislaba en casa y en momentos de total desesperación golpeaba la pared y se lavaba la boca con jabón. Al momento de entrar al consultorio y describirme lo que le pasaba me dijo: “Dr. soy una boca sucia…”.
Ella presentaba una patología conocida como Trastorno de Tourette, entidad descrita a finales del siglo XIX, por el destacado neurólogo francés Gilles de la Tourette, que la denominó enfermedad de los tics, caracterizada por movimientos abruptos e involuntarios que se iniciaban en la cara y que luego se extendían por el resto del cuerpo, acompañado de vocalizaciones, gruñidos y sonidos incontrolables, que con el tiempo se asociaban con la repetición de sonidos (ecolalia) y palabras obscenas (coprolalia).
El Trastorno de Tourette es más común en hombres que en mujeres en proporción 3:1; los tics aparecen generalmente entre los 5 y 7 años, en la mayoría de los casos con un tic motor en la cabeza o cuello, y que aumentan en intensidad y frecuencia con la edad. No es una enfermedad rara, aparece en el 1 % de la población.

Durante la Edad Media, muchas personas que presentaban estas manifestaciones eran incluidas en tratados de inquisición, pues se pensaba que eran seres poseídos por el demonio que les obligaba a pronunciar palabras obscenas y blasfemias, mientras gesticulaban de forma grotesca y practicaban ritos de brujería.
En la segunda década del siglo XXI, gracias a los avances de la neurociencia, se encontró la base genética del Trastorno de Tourette, ocurren mutaciones en pequeñas secuencias del ADN, cuyo efecto es modulado por factores ambientales. También a través de estudios neurofisiológicos se ha evidenciado alteraciones de circuitos cerebrales que involucran la corteza frontal y áreas subcorticales asociadas con la regulación de los movimientos corporales y un desbalance de distintos mediadores químicos, conocidos como neurotransmisores, este conocimiento ha permitido el uso de tratamientos más efectivos.
Estos avances han permitido mejorar la calidad de vida de los pacientes que sufren esta enfermedad. En el caso de Ingrid, presentó una remisión casi total de su clínica, con el uso de medicamentos, psicoterapia, sesiones de terapia ocupacional y de lenguaje; aunque en algunos momentos cuando confrontaba situaciones estresantes reaparecían algunos síntomas; sin embargo, al retomar su tratamiento médico, desaparecían.
(*) Médico Psiquiatra.
Psicoterapeuta
Sexólogo Clínico
Salud. “A una madre no se le pega”
“El pulpo delirante”, sección en la cual el Dr. Carlos Javier Alzualde, médico psiquiatra egresado de la Universidad Central de Venezuela, ofrece en formato de crónicas, su experiencia profesional al servicio de la salud y el bienestar.
Dr. Carlos Javier Alzualde (*)

Una tarde, mientras estaba en el consultorio tomando algunas notas de las sesiones del día, escuché un gran alboroto, gritos y llanto, caminé hasta la entrada, y advertí la presencia de una mujer delgada, morena, que vestía ropa deportiva y que no llegaba a los 30 años, y venía acompañada de dos familiares que, desesperados, me decían: “Mariela está muy mal, estaba discutiendo con su mamá, la empujó, quiso pegarle y se quedó con el brazo paralizado, la llevamos al hospital, la evaluó un neurólogo y nos dijo que la trajéramos acá”.
Me sorprendía la diferencia entre la angustia y el sobresalto de sus familiares con la total tranquilidad e indiferencia que ella mostraba por su situación.

Mariela insistía que no tenía ningún problema, y no deseaba hablar con nadie, se mostraba un poco confusa, era notable que su brazo derecho permanecía levantado con la mano abierta, sin experimentar ningún tipo de cansancio, mientras repetía una y otra vez: “A la mamá no se le pega”.
Este desorden conocido como “trastorno conversivo”, es una condición donde están afectadas la movilidad voluntaria y la sensibilidad de las extremidades, como si fuera una enfermedad neurológica, también puede manifestarse con otros síntomas como: convulsiones, episodios de ceguera, mutismo, sordera o incapacidad para ingerir alimentos, los cuales no son simulados; estas manifestaciones están asociadas a sucesos emocionales de gran intensidad que preceden su aparición, y al examen clínico no existen evidencias de la presencia de algún compromiso orgánico o el efecto de alguna sustancia.

En la antigüedad este trastorno se conocía como histeria, por suponer que era una perturbación que se producía exclusivamente en las mujeres por movimientos o vibraciones del útero (hysterá, en griego).
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la histeria generó un gran debate en la clínica neurológica, que buscaba de forma empecinada algún daño anatómico en el cerebro o en su función que no lograban conseguir, hasta que Charcot, el gran neurólogo francés, y posteriormente Freud, que fue su discípulo, realizan el hallazgo del papel de las emociones en la histeria, y posteriormente con el nacimiento del psicoanálisis la comprensión psicológica de otras enfermedades mentales como las fobias, obsesiones, la paranoia, entre otras, y el valor de la palabra (psicoterapia), en el tratamiento de estos trastornos.

Freud propuso que había dos formas clínicas de presentación de la histeria: la de angustia y la de conversión, y que en esta última los síntomas corporales expresaban simbólicamente el conflicto emocional en la anatomía imaginaria del paciente.
Esto se reflejaba claramente en Mariela, que manifestaba en sus sesiones que la relación con su madre era muy complicada, que discutía con ella a cada rato, que le había impedido estudiar en la universidad y tener novio, que siempre le exigía cuidar de sus hermanos y de la casa, sintiéndose muy frustrada y amargada con su vida; en su última pelea se lo reclamó, y le dijo que la odiaba y quería matarla, la agarró por el pecho y cuando quiso darle una cachetada, sintió una voz que le dijo : “Dios te va a castigar, a una madre no se le pega, la madre es sagrada”, repentinamente sintióelectricidad en todo su brazo y perdió la conciencia, hasta que “despertó” en el hospital.
Mariela recibió tratamiento con ansiolíticos y apoyo psicoterapéutico a lo largo de un año, la parálisis desapareció al tercer día, aunque la dificultad para movilizar su brazo y el hormigueo persistieron por cerca de un mes; ella poco a poco pudo reconocer que tenía las capacidades para afrontar un proyecto de vida independiente, según sus criterios y no los de su madre; tiempo después se mudó y comenzó sus estudios universitarios.
(*) Médico Psiquiatra.
Psicoterapeuta
Sexólogo Clínico